Los fracasos, aunque a menudo son dolorosos, son experiencias que también contribuyen a nuestra construcción personal. Cada error es una oportunidad para reflexionar y crecer. Cuando fallamos en algo, podemos aprender más sobre nuestras limitaciones y, lo más importante, sobre nuestra capacidad de recuperación. La historia está llena de ejemplos de personas que, tras enfrentar fracasos, han encontrado el camino hacia el éxito. Thomas Edison, por ejemplo, experimentó miles de fracasos antes de inventar la bombilla, y cada uno de esos fracasos le enseñó algo valioso.